José Pizarro


Canción de la risa, 2006



Fotografías, 50x80 cm

"Pisó su sobra y caminó, caminó, exploró la calle desde cerca, se cayó y se levantó con algo de dificultad, llamó como pudo a alguien que cruzaba por a la otra vereda, la increpó desde lo alto de la locura. Pisó su sombra y masculló un himno radial con burbujas en la boca, se levanto del suelo como pudo y sin cometer más errores acertó al infeliz paso en el charco de barro, la humanidad y el destierro de los mundos humanos se hace realidad.
Pisó su sombra como quien pisa a un cuerpo para liberarlo, exiliado de sí mismo concretó la dulce arca de los sueños en la mesa del rico. Su libertad se liberó frente a la vecindad y se cubrió de oro escurriendo los mendigantes de corazón.

(…)
Borracho y distraído se cae chocando un seibo enano, le sangra la nariz y el labio, sostiene a voluntad la sangre en la boca, la abre y cae al suelo el líquido y los lamentos se diluyen en el aire. Desdentado y caprichoso corre de nuevo y ahora se mete contra la sombra contranatural y se cae o se tira, llueven voces que discuten por él, se rompe el tiempo y cae en el vacío de la inacción de lo no-cotidiano que sufre la inagotable tarea de redención social.
No está a la vista de los ojos de la gente que lo sigue para matarlo, se tira a un poso y se hunde en el barro y la cal, quedando cara a cara con un sapo muerto... exclamando venganza al mundo de los vivos.
Desquiciado bebe de su orina y su risa; y su sangre se solidifica como cristal, llueve suavemente desde la madrugada, la noche estaba calma y los pocos autos que pasaban lo hacían con lentitud, como si hubiesen sabido del “no molestar”. No hay luto, si ceniza, si flores marchitas... ni siquiera una señal. Sólo el obsequio del canto de los pájaros y la limosna temprana de los niños de salen con capuchas al colegio.
Las puertas que se abren, las ventadas se despojan de su protección y las luces iluminan igual en medio de la garúa y la neblina. Un fuerte olor a café y a tostadas invade el vecindario.
La esquina repleta de determinismos mundanos, esta viva, refulgente, la bignonia tira flores detrás de la tapia y en el asfalto figuran marcas de las gomas de los autos."


* Diario de un mendigo. (Fragmento) Texto de artista. Publicado en Teórica, revista de teoría, crítica e historia del arte contemporáneo. Córdoba. Sep 2004.














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